PORTAGRANADAS EJÉRCITO ESPAÑOL

Portagranadas del Ejército Español (Décadas de 1970 y 1980)

Durante los años 70 y 80, el Ejército Español utilizó un equipo táctico adaptado a las necesidades operativas de la época, en pleno contexto de la Guerra Fría y con misiones centradas tanto en territorio nacional como en operaciones en el Sahara y otras regiones. Uno de los elementos del equipo de combate del soldado era el portagranadas, un accesorio esencial para transportar y acceder rápidamente a granadas de mano.

Fabricado principalmente en lona de algodón resistente en tonos verde oliva, el portagranadas se presentaba en forma de pequeñas fundas individuales o dobles, fijadas al cinturón o al chaleco táctico mediante presillas o broches metálicos. Su diseño estaba pensado para albergar las típicas granadas de fragmentación M-26 o DEF-N, estándar en el arsenal español de la época. Algunos modelos también permitían el transporte de granadas de humo o de señales.

El cierre solía ser mediante broche de presión o corchete metálico, asegurando la sujeción de la granada incluso en condiciones de combate, pero permitiendo un acceso rápido cuando era necesario. En ciertas unidades, como la Legión o la Brigada Paracaidista (BRIPAC), se empleaban versiones adaptadas según el tipo de misión, a veces combinadas con otros portaequipo como cartucheras, cantimploras o mochilas ligeras.

Aunque rudimentario comparado con los sistemas modulares modernos (como el MOLLE), el portagranadas de esta época cumplía con eficacia su función, reflejando la evolución del equipamiento militar español hacia una mayor operatividad y funcionalidad en combate.